SANDRA CAULA
(a propósito de un paper
de John Beverly)
Donde
dice:
“una
alternativa al auge de los modelos neoliberales, tanto en el trabajo de la
cultura como en la economía política”
Debería decir:
No
son mareas rosas o rojas, son 200 mil muertos. Ríos de sangre encarnada. Como
la de los sobrinos de mi amigo Xavier.
Los
motorizados que atracaron a Eliseo han podido matarlo.
También
el muchacho que le quitó el celular a Diego.
¿Será
verdad que a esa mujer la violaron delante de su marido porque con chávez manda
el pueblo?
Allá en la playa, Melita, lanzan cuchillos /
Allá en la playa, Melita, lanzan puñales.
El
odio bajo los samanes.
Mi
hijo murió sin bajar ni una vez al parque solo.
Menos
mal que Inger manejó tan bien la situación el día que los atracaron en el
odontólogo. Los niños pensaron que la pistola era de mentira y que esconderse
en el baño era un juego.
Frente a la barbarie / hay / un cierto aire
de cordura / que es verdaderamente / repugnante.
Annapurna. París o Barcelona. Gracias
Google Earth.
La
lista de Tascón.
La
cuñada del chacal entró a mi oficina ganando más que todos y todos nos
callamos. ¿Qué podíamos hacer?
¿Habrán
llegado bien a Valencia Sabina, Sofía y Miguel Ángel?
De
verdad que mi país limita por el norte con la cota mil, por el sur con la
Francisco de Miranda, al este Boleíta, al oeste La Castellana.
La
maldita circunstancia del dólar por todas partes.
Nos
encontramos en Nueva York para suavizar la pena. No había pasajes para venir a
ver a mamá. Como nos queremos tanto hablábamos sobre cáscaras de huevos.
Respira,
respira.
2000%
de inflación y 1000% de incremento en los precios del petróleo.
Los
diarios de Rafael en papel bond.
Estar con otros es arte de comas, dice
también Igor, aquí van puros puntos.
“Al
que le vuelva a decir que usted no es de aquí dígale que hable conmigo”, me
dijo el hombre. Me provocó abrazarlo.
Corina
en Moscú y las obras sobre papel abandonadas. Ya nadie intercambia jaleas de
mango y esa calle está llena de huecos.
Si
no me quedo quieta voy a despertar a Julio. En Anaco los pranes cobran vacunas.
Ya no se puede ir a Río Caribe, se va la luz y el narcotráfico hace alcabalas.
¿Será verdad que el médico cubano quiso llenar la planilla antes de atender a
su madre desmayada?
Se
fue Valentina. Se fue López. David gradúa médicos que también se van.
Ya
ni siquiera Los Pasos Perdidos, para
aliviarnos en las tardes.
También
mataron al señor David, que construyó esta casa.
No.
No se puede pasar, así como si nada, por las aulas de María Fernanda, de Rafael
Cadenas, de Guillermo Sucre.
Penitenciario.
Y Ángela entrando en la Torre de David y en la Ciudad Vacacional Los Caracas.
Los
pelos en la almohada del hotel Cumanagoto.
Los
yates chinos en el club Playa Grande.
Silvana
no conseguía cemento para terminarle pronto el cuarto a mamá. A veces no hay
tiempo para la paciencia.
Josefa
no tiene agua hace meses.
Pasa
el tiempo muy raro ahora.
Fuimos
a visitarlos y hacía más de una semana que no los subían a tomar el sol. ¿Te
acuerdas, Nathalia?
La
memoria de Samuel me conmueve.
Es
tan extraña la ingratitud.
Van
a dejar morir a Simonovis.
No
vi Cuerpo de exilio, no vi el cuerpo de William.
Blanca
también volvió a Buenos Aires, era demasiado ver dos veces su país partir.
Vi,
la vi, a esa gente que clavaba clavos en las puntas de los palos para esperar a
los marchistas.
Los
medicamentos para la hipertensión pulmonar ahora vienen de la India. Los
estudios médicos sobre su efectividad no son concluyentes.
¿Pero es que se puede citar a Lenin después de
Ajmátova, de Mandelstam, de Shalamov?
¿Cuál literatura? ¿Qué sabe de literatura quien tiene
el corazón abstracto?
¿Está la realidad en los análisis que se vuelcan en papers arbitrados?