José Manuel Bolívar - Doctor en Liderazgo Educativo
En el aula
audiovisual del Colegio Fiscal Guayaquil en Isla Trinitaria, el barrio más
pobre y populoso de la ciudad, encontramos orgullosa y preparada a Lucia de 17
años filmando (junto a 1 millón de estudiantes de los mejores colegios oficiales
y privados de 140 países de todos los continentes del mundo) su presentación
oral de Teoría del Conocimiento. El título era “La Mujer Emprendedora en la Era
del Conocimiento”. Su presentación y la de sus 24 compañeros sería enviada y
examinada por docentes expertos de Latinoamérica como parte de la evaluación
del Bachillerato Internacional ofrecido por su liceo desde hace dos años. En
esta asignatura, guiada por su profesor, ella ha desarrollado habilidades de
pensamiento crítico, comunicación efectiva y mentalidad abierta que le
permitirán, al graduarse este año, su ingreso y éxito en la carrera
universitaria de su elección, y así convertirse en la primera mujer en su
familia en obtener un título profesional.
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Los sociedades,
como en India, Corea del Sur, Costa Rica y Ecuador, que han asumido el reto
moderno de conformar naciones justas y con igualdad de oportunidades entienden
que el elemento esencial para hacerlas realidad es un sistema de educación
pública de alta calidad. Estos sistemas cuentan con redes nacionales de
instituciones escolares que garantizan al pueblo formación en valores,
orientación vocacional, capacidad de emprendimiento global y finalmente el
ingreso a carreras universitarias que den acceso y generen empleos de calidad. Estas
garantías las ofrecen basándose en una misión y visión clara, una
institucionalidad ampliamente aceptada, docentes capacitados y recompensados en
los más altos niveles de su profesión y en estándares académicos internacionales
que miden el progreso educativo de la población. En forma resumida, los
sistemas de educación pública de calidad y la inversión de recursos que
requieren son los principales instrumentos de igualación de los gobiernos que
verdaderamente aspiran a reducir las crecientes brechas socioeconómicas, con
calidad de vida, y que han plagado particularmente a los países de
Latinoamérica.
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En la población
rural de Zumbahua a 3.500 metros de altura en los Andes ecuatorianos un grupo
de 10 estudiantes de 16 y 17 años liderizan en su proyecto de Creatividad,
Acción y Servicio la conformación de unidades de producción agrícola en su
comunidad, asesorados por docentes capacitados en el área. Los estudiantes
hacen uso de los conocimientos y habilidades adquiridas en la asignatura
Empresa y Gestión del Bachillerato Internacional para ponerlos en acción,
innovando en forma positiva la actividad económica que sustenta a sus familia y
que genera la mayoría de los ingresos de esta comunidad indígena. Este es uno
de las decenas de proyectos con impacto social que desarrollan y documentan los
estudiantes con el fin pedagógico de promover los valores de solidaridad y
audacia tanto a nivel individual como comunitario.
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La
educación pública de gestión privada en Latinoamérica, en su naturaleza
innovadora, ha sido pionera en la exitosa implementación del programa de
excelencia educativa del Bachillerato Internacional (IB) desde los años 90 del
siglo pasado. Es a partir del 2010 que el gobierno de Rafael Correa, economista
de Harvard, convencido promotor de la masificación de la calidad educativa y
controversial presidente de Ecuador, emprende la transformación de 500 colegios
fiscales en colegios del IB. Reconociendo la importancia primordial de ofrecer
programas de excelencia educativa a los más pobres, el estado ecuatoriano ha incorporado
al IB como el marco curricular de los colegios oficiales que atienden al 60% de
la población estudiantil de su país. Este prestigioso programa preuniversitario
prepara, mide y certifica anualmente a decenas de miles de estudiantes de
bachillerato de sectores populares del hermano país en niveles de excelencia
reconocidos a nivel internacional para su ingreso y éxito universitario. Enfocados
en el desarrollo de un perfil integral, reflexivo, y de mentalidad abierta los
estudiantes cursan asignaturas basadas en una pedagogía constructivista donde
son responsables de emplear de manera crítica e interdisciplinaria los
conocimientos y habilidades adquiridas. En la masificación de esta experiencia
estudiantil de calidad a través la educación pública oficial invierte un país
en su gente y en su futuro.
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Una
profesora de Química recibe de un colega venezolano un taller intensivo de 3
días sobre estrategias pedagógicas actuales en la enseñanza de las ciencias
experimentales y los estándares de calidad con que serán evaluados sus
estudiantes en el IB. A través de las sesiones adquiere y ejercita una
diversidad de estrategias que, al llevarlas a sus estudiantes en el aula,
representarán el cambio de paradigma que esta viviendo el sistema educativo
oficial. Junto a ella, se encuentran reunidos en un centro escolar de la
capital 250 directores y docentes de 25 colegios fiscales provenientes de
distintas regiones en talleres de capacitación en sus respectivas
responsabilidades y asignaturas del programa IB. Los talleres, dictados por
docentes experimentados de toda Latinoamérica, buscan actualizar y alinear a
los equipos administrativos y docentes que darán forma a este innovador proceso
educativo en los colegios fiscales alrededor del país.
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Venezuela
comparte con Ecuador y con su sistema de educación oficial muchos de los males
que lo aquejan desde hace mas de 30 años: falta de coherencia institucional
ligada a legislaciones, decretos y normativas hechas de manera aislada con
objetivos poco claros, centros educativos con infraestructura física deplorable
que no cumplen con los requisitos mínimos de higiene y pedagogía para el
desarrollo humano, altos niveles de embarazo adolescente y deserción escolar.
Sin embargo por encima de esta compleja problemática, el elemento central y la
piedra angular de un sistema educativo que aspire a transformar un país es la
calidad del personal docente. Un profesor bien preparado, valorado social y
económicamente por la sociedad se convierte en el principal agente de cambio
para una educación de calidad. Programas académicamente exigentes como el del
IB empujan a todo un sistema a contar con docentes motivados por su trabajo (en
Ecuador un docente nuevo paso de $350 a ganar $900 mensuales) y en continuo
desarrollo profesional que les permita alcanzar las metas planteadas para
ellos, sus alumnos y las instituciones a las que pertenecen.
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La visión
educativa expuesta aquí, una haciéndose realidad en Latinoamérica en los
sectores oficiales de Ecuador, Costa Rica y la provincia de Buenos Aires,
contiene una clara lección para el futuro de la educación en Venezuela: la
educación de calidad para el pueblo puede dejar de ser una consigna reciclada y
convertirse en acciones concretas que eleven la formación académica y social de
millones de jóvenes a través del sistema oficial.
En este
sentido nuestro país enfrenta serios problemas, como la desprofesionalización
de las escuelas y los docentes, al incorporar a colectivos sociales a su
gestión, o como el temor a medirnos con estándares internacionales de calidad
educativa y la falsa sensación de autonomía que da el no ver más allá de
nuestras fronteras. Todo esto es superable, siempre y cuando nos convenzamos
como sociedad de que la masificación de la educación de calidad trasciende a un
proyecto político en particular, de que los docentes, su formación y remuneración
debe ser prioritaria para el estado por encima particularmente de el estamento
y el gasto militar, y por último de que el desarrollo de una economía
venezolana competitiva a nivel mundial estará íntimamente ligada a un sistema
educativo que adopte una visión pedagógica global, sin temerle a ser evaluada
consistentemente con parámetros internacionales.